Nancy parece sacada de una película. Tiene 17 años, ojos verdes, pelo negro y casi 1.80. Precozmente sexy, silueta de Barby, una Lolita latina.
No era la primera vez que la elogiaban en público y en privado. Ella sabía de sus atributos y solía responder a los cumplidos con sonrisa primaveral.
Se sorprendió cuando sus amigas le contaron que “los hombres de la camioneta” la estaban buscando para ofrecerle trabajo de modelo. Esa noche casi no durmió. Estuvo a punto de contarles a sus padres. Tenía una mezcla de miedo con sabor a expectativa. Soñaba, soñó (esa noche) con ser modelo. Se veía viajando por majestuosas pasarelas del mundo, rodeada de glamour, de Disney, de hadas.
No es nuevo el engaño de la fama. Por estos días estamos haciendo una investigación en GPS sobre una conocida agencia de la capital que se encarga de engañar en tres pasos: Primero, el típico aviso en el diario ofreciendo “trabajo para actores, modelos y extras”, dirigido “a todas las edades”.
Segundo, entrevista y pago inmediato de “45 pesos para gastos de representación”. Es difícil negarse a pagar, el lugar impacta por sus fotos con famosos: el éxito, el engaño y la fama flotan en el aire. Uno lo sabe, lo percibe, pero igual paga. Paga por las dudas (que sea cierto). Antes, en la entrevista, después de esperar un buen rato en el cuarto de las fotos, te dicen que fuiste preseleccionado. Para cagarte.
Pasan los días, nadie llama. Antes de perder las esperanzas suena el teléfono y dicen que “tenés que presentarte a una capacitación para un trabajo seguro”. Antes hay que pagar 200 pesos. Una bicoca: el curso sale 1000 y ellos están “invirtiendo en vos 800 pesos”.
Otro caso que recuerdo fue el que investigamos en Crónicas Extremas hace un par de años: el engañador de modelos era un audaz mozo de un club de barrio (igualito al memorable capo cómico Fidel Pintos) que te pedía unos 500 mangos por sacarte fotos para un desfile que no existía. Cuando lo escrachamos con las cámaras hasta el propio hermano lo retó: “te dije que no hicieras más esto”, le dijo recordando que ya había venido “el padre de una chica para matarlo”.
Nadie controla el mundo de los avisos. La seducción mediática, la frivolidad y la promesa de ganar plata, hace florecer a muchos garcas agazapados para estafar la ilusión. Los 15 minutos de fama de Andy Warhol se hacen deseo para quienes están dispuestos a todos.
¿Querés fama?
Nancy se despertó agitada y “con un sabor amargo en la boca”. Agitada porque en el sueño terminaba corriendo, desesperada. Huía.
Los que la seguían sabían amargo.
Se vistió como una verdadera “modelo” colegiala. Impecable. El uniforme planchado. Y el pelo suelto, con esos rulos color ébano, que la hace mayor.
Está lista para el encuentro.
Antes quiso saber quienes eran “esos de la camioneta Kangoo gris que solían ir a la salida del colegio con invitaciones a eventos y boliches”. Hasta ese día, formaban parte del paisaje a la salida del cole. Ahora le generaban incertidumbre.
Sus amigas no la ayudaron demasiado con la información sobre “los hombres de la camioneta”. Sólo le dijeron que “tenían buena onda”.
Durante toda la mañana no pudo sacarse de la cabeza el encuentro con la fama.
Miraba sin ver esa mañana. Pasaba un profesor, otro. Era lo mismo. Ella pensaba en el final. La ansiedad aumentaba y miraba el reloj. Sonó el timbre final e interminable. Por fin.
Salieron las tres amigas al encuentro. La camioneta no estaba. Enseguida “los chicos nos avisaron que nos estaban esperando en Manuela Pedraza y las vías o en Libertador y Larralde”.
Corrieron hasta una esquina y la otra.
Nadie sabe bien por qué. Pero no se encontraron esta vez.
Algunos vecinos dicen que “se enteraron que los estaban siguiendo”. Que ya tienen identificada a la camioneta y sus ocupantes.
Según la organización Vecinos Alerta Núñez, “la persona sentada del lado del acompañante le propone a las chicas que van caminado por la vereda que puede sacarle fotos para un casting televisivo –hablan del programa de Tinelli-, hasta ahora son tres las chicas conocidas que nos informaron que fueron interceptadas. Todas son muy jóvenes, en edad escolar, muy bonitas y ninguna siguió adelante con la propuesta recibida.”
La misma fuente confirmó que “en uno de esos casos la abuela, ante el peligro que puede derivar del caso, hizo la denuncia en la Comisaría hace más o menos tres semanas. Según trascendió, esta denuncia, habría sido archivada en la Fiscalía. El número de la patente denunciada no pertenecería a una camioneta Kangoo y los hechos no habrían pasado de ser una propuesta”.
Por ahora.
“Después de esta denuncia el vehículo en cuestión fue dejado de ver por quince días y esta semana fue visto, haciendo lo mismo, por algunos vecinos ya alertados. Dada la preocupación que originan estos hechos se avisó a funcionarios policiales, al móvil escolar, y pedimos que se de aviso en colegios e institutos de la zona”.
La camioneta gris sigue pasando. Un vecino de la zona pudo confirmar que “según los registros de la Dirección General de Rentas, la patente no pertenece a una camioneta Kangoo, sino a un Volkswagen Gol Country, modelo 2005. El mismo esta registrado a nombre de la Sra. Margarita C., con domicilio en Av. Corrientes. La Sra. C. es una persona mayor, por lo que podría haber sido victima de algún engaño o algo por el estilo”.
Fuente : 24con.com